«De Pot» en Rotterdam: un depósito de arte único

Rotterdam presenta el primer almacén de arte mundial abierto al público. Ya se considera otra joya arquitectónica de la ciudad portuaria.

Algo está sucediendo en Rotterdam: desde mediados de mayo, hasta siete camiones llegan diariamente al Parque de los Museos para transportar las obras de arte guarecidas, temporalmente, en cinco almacenes en espera de su nuevo hogar. Se espera que la operación dure tres meses. Todo debe estar listo a más tardar a principios de noviembre, cuando el nuevo «depósito de arte” tiene previsto abrir sus puertas. «Ensaladera», «Arca de Noé» o simplemente «De Pot» («la olla») son ya sus apodos populares. Lo especial es que el depósito de arte de Rotterdam es el primero de acceso público del mundo.

El motivo de la construcción de un depósito de arte en la ciudad portuaria de los Países Bajos fue el hecho de que el Museo Boijmans Van Beuningen, inaugurado en 1935, estaba a rebosar. Pero, ¿qué se hace con 151.000 objetos de arte almacenados en el sótano de un museo donde, en primer lugar, casi nadie los ve y donde, además, están amenazados por las recurrentes inundaciones? Esta pregunta también fue planteada por Sjarel Ex, responsable del museo desde 2004, y quien tomó la iniciativa de acomodar las obras de arte recopiladas más allá de sus propias cuatro paredes.

Un espacio artístico abierto
El depósito, sin embargo, no pretende ser una extensión del edificio principal, sino una especie de espacio artístico abierto que haga visible el trabajo sobre y con los objetos archivados. Según Sjarel Ex, la mayoría de los museos almacenan alrededor del 92 por ciento de su colección en los sótanos. «Esto no se ajusta a nuestra idea de una educación artística moderna», sostiene.

«Al mostrar cómo se empaquetan las cosas, se conservan, se restauran y se envían, queremos hacer posible una forma diferente de participación en el arte», dice el neerlandés, y asegura que sus compatriotas están muy interesados. Los 430 museos del país, por ejemplo, son visitados por unos 30 millones de personas al año. El Boijmans Van Beuningen es uno de los más frecuentados, con unos 300.000 visitantes (a fecha de 2019).

Diseño de MVRDV
Con el depósito, es probable que haya muchos más. Diseñado por el prestigioso estudio de arquitectura neerlandés MVRDV, se construyó en solo cuatro años. Lo más llamativo es la fachada de espejos, que se extiende de abajo a arriba con una superficie total de 6.609 metros cuadrados. Tan pronto se colocaron los primeros paneles de cristal de los 1664 fabricados en China, se convirtieron en un codiciado objeto fotográfico. No solo para los fotógrafos profesionales, sino también para una comunidad de aficionados a las redes sociales cada vez más numerosa, cuyos selfies también ofrecen una visión del barrio de Art Speicher, situado en pleno distrito artístico de la ciudad.

Con poco menos de 40 metros de altura, «De Pot» deliberadamente no supera la torre del vecino edificio principal. Su forma circular, que se ensancha hasta los 60 metros en la parte superior, tiene un diámetro de 40 metros en la parte inferior. Aquello que se perdió en espacio de aparcamiento en la parte inferior se recuperó en la parte superior como un jardín de azotea. Abedules de más de 70 metros de altura bordean la terraza del restaurante, que se encuentra en un pabellón en forma de cruz. Esta parte del edificio también será accesible y se podrá alquilar para eventos independientes de la visita al depósito. Y eso es bueno, porque desde aquí arriba se tiene una vista fantástica de la ciudad, donde se puede ver, literalmente, cómo crecen los rascacielos.

Construido cerca del agua
El jefe de MVRDV, Winy Maas, es conocido por sus espectaculares edificios urbanos. Es uno de los arquitectos que creen que es necesario construir verticalmente para hacer posible una vida (cómoda) en vista del rápido aumento de la población mundial y la crisis climática. En el caso del depósito, esto no se refiere a la altura del edificio, sino al hecho de que en el futuro los objetos de arte solo se almacenarán por encima de una altura de seis metros.

Esto, porque Países Bajos se construyó cerca del agua. Además, un tercio del país está por debajo del nivel del mar, incluida Rotterdam. Por eso se necesitaron tablestacas para la construcción del depósito. De igual forma en otros aspectos, la planificación era muy compleja en cuanto a los flujos de visitantes, la humedad, la climatización, la protección contra incendios y, no menos importante, la protección contra robos.

Los visitantes del edificio de 15.500 metros cuadrados y seis plantas, pueden recorrerlo por su cuenta o en una visita guiada. Rodeados de arte, son conducidos hacia arriba a través de cinco grandes escaleras en zigzag de estilo Giovanni Piranesi. Las obras de arte cuelgan de estanterías o se exponen en una de las 13 enormes vitrinas que cuelgan en el atrio. Las impresiones, los dibujos y las fotografías se conservan en salas cerradas donde pueden verse si así se solicita.

Arte almacenado acorde a zonas climáticas
El arte no se almacena por períodos, sino según sus necesidades climáticas en cinco zonas climáticas diferentes. Se han utilizado materiales sostenibles siempre que ha sido posible. El edificio está equipado con un intercambiador de calor geotérmico, energía fotovoltaica, luces LED y un tanque de almacenamiento de lluvia que suministra agua para el jardín de la azotea y los aseos.

Evidentemente, tal concepto tiene su precio. El museo tiene que desembolsar unos 92,5 millones de euros (incluyendo el mobiliario) para ello. La fundación filantrópica De Verre Bergen aporta 27,6 millones de euros. El resto se financia a través de la ciudad, las donaciones, las entradas y el alquiler de almacenes a coleccionistas privados. Ya se han alquilado casi todas las siete habitaciones, que suman un total de 1.900 metros cuadrados.

Al parecer, la gente está dispuesta a aceptar los elevados costos de este edificio único, para el que se prevé un mínimo de 150.000 visitantes al año. «Queremos mostrar algo nuevo, algo inédito cada vez» es un principio de Winy Maas. Tras sus diseños icónicos en todo el mundo, y las propias instalaciones de MVRDV («Markthal Rotterdam», 2014), él y su equipo han vuelto a triunfar.